ÉTICA Y LIBERTAD

ÉTICA Y LIBERTAD

Pedro Nel Rueda Ferrín

Hablar de ética y libertad siempre va a ser complejo, toda vez que se deben de tener presentes muchas variables y analizar muchas perspectivas que permitan vislumbrar un concepto claro y así poder relacionar estos dos términos.

Es así como en el siguiente ensayo voy a darle dos perspectivas a la relación que puede existir en estos dos conceptos, en un primer momento la libertad como un supuesto de la ética y posteriormente la libertad como el fin de la ética.

En ese orden de ideas, podemos analizar el primer aspecto, la libertad es un supuesto de la ética en el sentido de que la actividad de juzgar moralmente a una persona por sus acciones sólo parece tener sentido si consideramos que esa persona fue libre para hacer lo que hizo, en otras palabras juzgar moralmente a una persona supone considerarla responsable. El punto está en conocer cuáles son los factores que subyacen a esta atribución de responsabilidad y libertad.

El primero de ellos sería la existencia de alternativas, la existencia de alternativas hace pensar que la persona tenia abiertos diferentes cursos de acción para sí, el segundo factor consiste en la capacidad de la persona para hacer real esa alternativa, es decir la realización de la acción desde la voluntad y en tercer lugar se supone que la persona tiene la capacidad para haber actuado de manera distinta a como lo hizo.

En ese orden de ideas podemos llamar a la persona un agente, es decir, aquel capaz de causar cambios sin estar comprometidos con fuerzas externas, es ahí en donde aparece la primera relación ética y libertad, ¿será la persona un verdadero agente? Podemos partir de un punto, la causa de las acciones se dan por los deseos y creencias, es decir, la acción, el optar por x o y alternativa se da por deseos y creencias aunque en una acción libre. Luego es posible afirmar que una persona puede optar por x en vez de y, porque sus deseos y creencias son diferentes de y.

Ahora pasamos a otro plano, y es la responsabilidad, la atribución de la responsabilidad a una persona por una acción libre suya implica la idea de que dicha persona hubiera podido obrar de otra manera aun cuando los deseos y creencias que tenía al obrar como lo hizo hubiesen permanecido iguales, de no ser así no tendría sentido responsabilizar a una persona por sus actos.

El punto está en la libertad, como lo enuncian muchos filósofos modernos, los deseos y las creencias de una persona no dependen de su voluntad, al final, las supuestas alternativas de conducta no dependen realmente de la persona, este hecho se lo atribuye la posición compatibilista, es decir, “yo podría a ver actuado de otro modo si mis deseos hubieran sido diferentes”.

Pero entonces surge otra gran duda, y es ¿en dónde queda la libertad y la voluntad?, desde este punto de vista del compatibilismo humeano, este acepta la llamada libertad de espontaneidad, es decir, una persona actúa en libertad cuando son sus deseos y no fuerzas externas lo que mueven su conducta.

En ese mismo orden de ideas, aparece otro hecho, y es la posibilidad del ser humano para distanciarse de sus deseos y someterlos a examen, de compararlos y relacionarlos con otros deseos, ese examen que diferencia a la especie humana, esa diferencia entre el deseo y la acción es ocupada por los conceptos de reflexión y razonamiento. Esa capacidad de razonamiento y reflexión, es lo que hace al ser humano sujeto merecedor de alabanza o reproche como responsable de sus acciones, aunque la reflexividad que permite de algún modo conocer la causa del comportamiento de la persona o del comportamiento propio, tiene un sentido diferente cuando se aplica a acciones humanas y cuando se aplica por fenómenos de la naturaleza.

Seguimos encontrando dos líneas, una que nos dice que nuestras acciones son libres y otra que nos dicen que las acciones se hayan determinadas, en ese sentido, y siendo consecuentes con lo anterior, podemos decir que las debemos hacer compatibles. La estructura del cerebro humano ha de ser adecuada a la libertad, si no fuera así, siempre se estaría actuando por la sensibilidad de la racionalidad (aunque la racionalidad, va a estar ligada en muchos casos, por no decir la mayoría, a la normatividad moral); o bien, si partimos de que las acciones se hayan determinadas, la libertad sería una mera ilusión derivada del desconocimiento de los procesos o las influencias que actúan sobre dicha acción.

En ese sentido, ya se trato de explicar la libertad como supuesto de la ética, ahora se tratará de exponer la libertad como el fin de la ética, y para esta parte se trae a colación a un gran autor francés Michel Foucault. Este autor, en muchos de sus escritos comentaba la ética como estética de la existencia y el papel de la libertad en ella, y en ese orden buscaba encontrar las condiciones de posibilidad para las prácticas de la libertad.

La ética como estética va a estar relacionada con el cuidado de sí, en una actitud con uno mismo, con otros y con el mundo, es así como aparecen dos termino principalmente, el gobierno de sí y el gobierno de los otros, en ese sentido ya empezamos a hablar de conceptos como poder y libertad.

Pero antes, también debe intervenir la moral, la moral supone la consideración de las relaciones entre las acciones de los individuos con las reglas y valores propuestos, de los códigos para analizar los sistemas de reglas y valores que se ponen en juego, al final, el problema moral se basará en la cuestión de su uso, el cuestionarse del uso o no de las normas morales, ya generan procesos de hacer ética, luego el individuo debería dominarse desde la perspectiva estética y no desde la prescripción moral, en ese sentido, la sujeción no dependería de un código externo sino una vinculación activa a la libertad, como condición ontológica de la ética.

En ese orden de ideas se puede atribuir el concepto de gobierno de sí al ámbito ético, y el gobierno de otros al ámbito moral; para Foucault la ética es una determinada relación consigo mismo que establece el sujeto, es decir, cuando el sujeto se ocupa del gobierno de sí aplica la conceptualización de lo moral, esto incluye la manera como los individuos se convierten en sujetos morales mediante el trabajo que hacen sobre sí mismos (ética).

La gente elabora su propia ética, tomando como punto de partida el análisis histórico, sociológico, y así sucesivamente, partiendo del hecho, de que lo que fueron los otros es lo que no somos nosotros, suponiendo que lo que somos en la actualidad, no siempre ha sido ni ha existido.

En ese sentido la libertad presupone una dimensión ética, la practica reflexiva de la libertad es la ética, “la libertad es la condición, pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad ontológica de la ética”. Para entender esto, podemos hacer una símil con un artista, teniendo en cuenta la forma de pensar de los griegos donde el arte actúa sobre la vida. La vida se asumen como una obra de arte, se establece una relación entre el artista con la vida objeto a modelar, y aunque hayan fronteras restrictivas, su labor se convierte en un ejercicio de la libertad, “la ética como el arte del existir es la posibilidad de la libertad”.


BIBLIOGRAFÍA

ANALES VALENTINOS 30. Ética y Libertad. Carlos Moya Espí. 1989.

CIENCIAS HUMANAS UTP No. 25. El juego de la libertad en la ética de Michel Foucault. Antonio Rodríguez Jaramillo. 2000.

REVISTA LASALLISTA DE INVESTIGACIÓN Vol. 1. Ciencia, libertad y ética: una mirada paradigmática. Juan Manuel Uribe Cano.

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